martes, 10 de julio de 2007

Mi fantasía de literatura

Es incomparable la ocasión que tenemos de compartir y de ingresar a diversos mundos; de ser, de pronto, el que lo sabe todo o el protagonista principal. De encontrar de pronto, un pedazo de nuestra vida reflejada en una historia. No muy nuestra pero sí, muy del mundo y sus diversas culturas.




Yo me he sentido así, tan cercana por ejemplo de César vallejo, cuando leía uno tras otro sus grandes poemas humanos o algún poema de Trilce o de Los Heraldos Negros. Mi imaginación siempre construyó mundos y sentires para mí y en mí.



Qué sensación tan única de haberlo visto pasar por mi casa, enfundado en ese terno tan formal de sus días en París, con ese rostro cetrino y serio, sólo de Vallejo. Cómo no imaginar su forma de tratar a sus amigos, los momentos inolvidables y de tertulia y bohemia que pasaba. Aparecen ante mí fotos y palabras que animaron mis lecturas.



De hecho, fue una de las razones que motivó mi bibliofilia. Inclusive viví hechos reales tan cercanos a las imágenes literarias que viven en mí.



Recuerdo mucho, también, haber vivido una escena con mi héroe de leyenda Batman, que vino a la puerta de mi casa enfundado en su gran capa negra, y me cargó, haciéndome sentir la niña más feliz del mundo. Y es que en la imagen me veo niñita, de unos ocho añitos.



Agradeceré mucho, y siempre, a mis lecturas de toda la vida. Ellas me han permitido vivir mucho y ser feliz, aunque sea por momentos, dándome un sentimiento inigualable e incalculable, que sólo mi fantasía me puede permitir.