lunes, 13 de julio de 2009

Mi mirada desgastada

De un tiempo a esta parte, he sufrido la terrible pérdida de un mínimo pocentaje de visión que me ha hecho usar anteojos para leer.


Extraño mis lecturas en el micro, cuando hacía viajes largos, extraño esa linda disposición de poder leer en cualquier momento cuando necesitare y todas las vivencias que compartía a través de lo escrito por personas como yo, que alguna vez quisieron compartir sentires, emociones y esperanzas.

Ahora no, dependo de mis anteojos y ya no me siento libre frente a frente con mis autores. Ahora, este simple anteojo me molesta, me acalora, no soy ya la misma de antes, sin anteojos.

Siempre me precié de tener una excelente vista y también decía que anteojos no usaría, pero mírenme ahora.

Santiago querido

Estoy aquí en Santiago de Chile por primera vez y sin embargo la calle me parece oscura, peligrosa. Tengo en el cuerpo una sensación de miedo. Será que he leido muchas noticias de periódicos en donde se habla de peruanos maltratados en Chile.



Y yo, tengo amigos, colegas chilenos, aquí mismo, en esta II Reunión de Responsables Nacionales de Bibliotecas Escolares, me he reencontrado con amigos a quienes conocí en España y Alemania.



Ojalá para mañana, ya de día, supere este sentimiento que me impide siquiera asomar mis narices fuera de este lujoso hotel en el que nos encontramos hospedados un grupo de 25 expertos de igual número de países.



Este primer día del evento, muy fructífero. ya expuse y también intervine en la mesa de debates. Y estoy segura que en la mesa de trabajo del jueves, lograremos plasmar algunos acuerdos internacionales en bien de las bibliotecas escolares del Perú que tanta ayuda necesitan.



De otro lado, quiero llorar de sólo recordar a mi pequeña Celeste, pero sé que ella sabe que mi profesión y mi cargo me deparan estos viajes.



En suma, son invalorables los sentimientos encontrados que experimento ahora que me encuentro en Chile.


ya veremos cómo estoy dentro de 4 días.

viernes, 3 de abril de 2009

La Hora del Planeta


Con cuánto entusiasmo esperé para el 28 de marzo. Lo conversé con mi familia, mis amigos, mis colegas. Y parecía que todo el muindo iba a girar en torno a esta actividad tan grande cuyo fin era contribuir a salvar el futuro del planeta. Todos apagaríamos nuestras luces y desconectaríamos todo lo eléctrico el sábado 28 a las 8:30 p.m.


Sin embargo, nunca pensé que pudiera haber tanta desidia e inconsciencia por parte de la gente. Yo hasta me había imaginado que los niños también habían sido aleccionados por sus padres, que participarían activamente y apagarían todo lo eléctrico en las casas a las 8:30 p.m., hora pactada, archiconocida, pensé, por todos.


Otra fue la triste realidad. Yo estaba de visita en casa de mis padres y allí todos estuvimos pendientes y participamos, como cuando llega las 12 p.m. y nos decimos Feliz Navidad, Feliz Año. En mi barrio también, antes de salir, dejé todas mis luces apagadas. Con mi esposo nos decíamos, y si salen los malosos, y si salen los fascinerosos a querer aprovecharse de la oscuridad del apagón para cometer fechorías? Mi esposo dijo: Yo voy a casa y luego te recojo. así todos, igual, participamos de la campaña.


Mi hija pequeña, Celeste de mi vida, de cinco añitos, estaba totalmente mentalizada del signficado y de su importante participación. Así la escuché decirle a sus amiguitas. Y claro que participó, y se extrañó de que otros no lo hicieran.


Y ahora, con sentimiento de cabeza gacha, y con verguenza ajena, debo afirmar que muchísima gente no participó; y lo que es más grave, no quisieron participar, y lo que es más grave aún, desconocían el tema.


Qué pena querida tierra, qué pena mi planeta.





martes, 6 de enero de 2009

Lejos y cerca

No puedo dejar de sentirme conmovida por la violencia que se vive actualmente en Gazza, el solo imaginar que muchos inocentes niños están pagando con sus vidas las terribles consecuencias de los actos de los mayores, me abruma.



Y es que, cuando uno es niño, todo nuestro mundo lo sentimos protegido por un velo invisible cuyos límites son nuestra familia y todos los que nos quieren. Y todo lo que hacemos es vivir y jugar con confianza, sabiendo que los nuestros velan por nosotros.



No puedo imaginar de pronto, algo tremendo que de por sí cae en medio nuestro y nos hace tanto daño. Me imagino pasar a un sueño, pero a un sueño terrible al cual nunca debimos entrar porque nuestras pequeñas personitas no tienen capacidad de discernir, de preveer, de adivinar las cosas malas que, de pronto, puedan afectarlos.



La indiferencia ante esto, es lo peor que podemos ver y sentir en la humanidad. Y eso es lo que vemos actualmente.



Mi pobre corazón se estruja de sólo pensar que estoy viviendo esta época y no puedo hacer nada por remediar esta situación. La violencia es descarnada y revive momentos antiguos de épocas idas, de los que sólo existen evidencias en los libros.



Porqué un libro tan bello puede contener historias tan indignantes



Y es que el hombre no es lo perfecto en la tierra, y es que el hombre hace depender y cambiar muchas cosas siempre.



Sólo nos queda el querer y estar dispuesto a cambiar el mundo, siempre. Y ello se convertirá en el motor que impulse nuestras acciones.