martes, 20 de febrero de 2007

Lima de añorar

Lima es la ciudad donde nací, la ciudad en donde se añora los tiempos pasados, en la que al caminar siempre encontramos vestigios de una historia tan atractiva que sólo la hemos leído en los libros.
Una de las actividades que busca enseñorear esta ciudad y recordarla tan hermosa es el paseo en carreta jalada por caballos y con un moreno de chofer, lo que hace las delicias de los visitantes en la Plaza de Armas de Lima. La carreta tiene grandes ruedas y el caballo es super elegante y brioso. Da vueltas alrededor de la plaza de armas, mientras las personas que circulan o pasean por allí saludan a los emocionados pasajeros, y viceversa.

Recuerdo haber leído que cada una de las calles de Lima tenía un nombre particular, que generalmente era tomado de algún nombre de vecino o algún hecho significativo que la identificara. Por ejemplo, la calle Mercaderes, porque allí se instalaban los antiguos vendedores ambulantes; la calle de Estudios, porque allí transitaban los alumnos del Colegio que existía antes en lo que es ahora el Jr. Ucayali, puerta lateral de la Biblioteca Nacional; la calle Las Tres Marías, porque dicen que allí vivían tres hermanas muy lindas llamadas María, etc.

Los nombres también obedecían a las creencias o tradiciones de los vecinos; por ejemplo, La faltriquera del diablo, en donde se dice que el diablo llegó v cuando se fue dejó olvidado algo. Ya no recuerdo muy bien, pero el libro en verso de Carlos Dávalos y Lissón, si no me equivoco, rememora ricamente cada una de las historias de las calles de Lima antigua.

Hace ya algún tiempo, la Empresa Barrington colocó placas de mármol, tipo azulejos de colores en las calles, recordando los nombres originales de cada una de las calles de Lima y su significado. Ojalá nunca desaparezcan o las dañe el tiempo. No saben la emoción que siento cada vez que me detengo a leer el nombre y significado de la calle en donde estoy caminando.
Voy rememorando escenas de historias leídas en libros de historia de Lima hace ya algún tiempo.

No sé si el tiempo pasado fue mejor, pero siento que sí fue delicioso conocerlo a través de los relatos de los escritores de la talla de Héctor Velarde, Ricardo y Carlos Dávalos y Lissón, Luis Alberto Sánchez, Manuel Solari Swayne y otros distinguidos hombres de la pluma hermosa.

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